miércoles, 28 de octubre de 2015

Nuestras libertades al viento


(Imagen de tumblr)

Hoy quiero pensar que seguimos siendo libres igual que ayer y que los sueños que tenemos se pueden cumplir. Sin embargo, seguimos condicionados por los miedos, por las falsas miradas, por las puñaladas por la espalda, por los corazones rotos, por los muros que nos separan...
Y yo solo quiero que nos desnuden las personas, los sentimientos a flor de piel, que podamos confiar en todos y en todo, que podamos cerrar los ojos y sentir aliento con aliento, uno con el otro y vivir, vivir como nunca antes y como siempre jamás. 
Y gritar los te quiero al viento, de mi ciudad, de la tuya, de mi tierra, de mi agua, de mi sol, de mi luna, de nuestro fuego y de nuestros fuegos. 
Hoy quiero ser también libre para poder decir lo que pienso, lo que siento.
También quiero ser libre para vivir por mi.
Contigo o sin ti.
Ser libre. No necesitar de nadie ni de nada.
Y si te necesito quiero que tú también me necesites. 
Y seguir siendo libres. 

jueves, 3 de septiembre de 2015

#Murakami

                                                             Imagen de la película Tokyo Blues. 

Te estoy escribiendo esta carta aprovechando que has ido a comprar unas Coca-Colas. Es la primera vez en mi vida que le escribo una carta a alguien que está sentado en un banco a mi lado. Pero es la única manera que he encontrado para comunicarme contigo. Porque apenas escuchas lo que digo, ¿no es cierto?
Hoy me has hecho algo terrible. No te has dado cuenta siquiera de que me he cambiado el peinado, ¿verdad? Después del tiempo que he tardado en dejarme crecer el pelo, a finales de la semana pasada por fin logré hacerme un peinado más o menos femenino. Pero tú no te has dado cuenta. Y yo que pensaba que estaba bastante mona y que, después de estar tanto tiempo sin vernos, te sorprenderías… pero no te has fijado. Esto es el colmo, ¿no crees? Quizá no recuerdes qué ropa llevaba puesta. Yo soy una chica. Por más cosas que tengas en la cabeza, ¡podrías prestarme un poco más de atención! Hubiera bastado con una frase del estilo: “Te sienta bien este peinado”. Te hubiera perdonado que fueras a la tuya, que pensaras en qué sé yo.
Por esto, te he dicho una mentira. No es cierto que haya quedado con mi hermana en Ginza. Hoy pensaba pasar la noche en tu casa. Dentro del bolso llevo el pijama y el cepillo de dientes. ¡Ja, ja, ja! Parezco idiota. Si no me has invitado… En fin, te importo un rábano y, por lo visto, quieres estar solo, así que te dejaré en paz. Quémate las cejas pensando en lo que te dé la gana.
No creas que estoy enfadada contigo. Sólo estoy triste. Porque tú has sido muy amable conmigo y, a cambio, no he sabido ayudarte. Tú siempre estás encerrado en tu propio mundo y, cuando llamo a la puerta, “toc, toc”, te limitas a levantar la cabeza antes de volver a encerrarte.
Ahora te acercas con las Coca-Colas. Parece que tengas la cabeza en las nubes. He deseado que tropezaras, pero no te has caído. Ahora acabas de sentarte a mi lado, te estás bebiendo la Coca-Cola a sorbos. Deseaba que al volver hubieras caído en la cuenta y al fin me dijeras: “¡Anda, pero si te has cambiado de peinado!”. Pero no ha habido suerte. Si te hubieras fijado, hubiera roto esta carta y hubiera dicho: “Vámonos a tu casa. Te haré una buena cena. Y luego nos iremos a la cama los dos muy juntitos”. Pero eres tan insensible como una plancha de hierro.
Adiós.

Tokyo Blues. 

domingo, 16 de agosto de 2015

Defensa de la alegría

(Imagen de a red)

Defender la alegría como una trinchera 
defenderla del escándalo y la rutina 
de la miseria y los miserables 
de las ausencias transitorias 
y las definitivas 

defender la alegría como un principio 
defenderla del pasmo y las pesadillas 
de los neutrales y de los neutrones 
de las dulces infamias 
y los graves diagnósticos 

defender la alegría como una bandera 
defenderla del rayo y la melancolía 
de los ingenuos y de los canallas 
de la retórica y los paros cardiacos 
de las endemias y las academias 

defender la alegría como un destino 
defenderla del fuego y de los bomberos 
de los suicidas y los homicidas 
de las vacaciones y del agobio 
de la obligación de estar alegres 

defender la alegría como una certeza 
defenderla del óxido y la roña 
de la famosa pátina del tiempo 
del relente y del oportunismo 
de los proxenetas de la risa 

defender la alegría como un derecho 
defenderla de dios y del invierno 
de las mayúsculas y de la muerte 
de los apellidos y las lástimas 
del azar 
y también de la alegría.


                                                  Mario Benedetti.

domingo, 9 de agosto de 2015

El poema más bonito del mundo



(Imagen de la red)


Hoy voy a escribir el poema más bonito del mundo
donde los versos serán las palabras que nos dijimos ayer,
mientras tomábamos unas copas en la calle diez 
y llegábamos a casa, corriendo, bajo las estrellas
para no perder ni un segundo de tiempo.
Ayer bebíamos de las rimas de nuestros labios
y de los suspiros de nuestras bocas
y del calor de nuestros abrazos.
Corazones latiendo al mismo ritmo,
tocando la misma canción
porque queremos y porque sí. 
Noches. Benditas  noches
que nos recuerdan que la vida es corta 
y que hay que hacer locuras 
o estar loco
y ser dos en uno
y uno en dos . 
Corríamos ayer para no perder un minuto de tiempo,
bebíamos de las rimas de nuestros labios
y, ahora, apagados los ojos,
terminados los versos
y acabado el poema,
no queda más que los recuerdos 
de las noches, benditas noches
que nos recuerdan que la vida es corta 
y que hoy voy a escribir el poema más bonito del mundo. 



lunes, 3 de agosto de 2015

Sígueme




No cedas ante las presiones
ni hagas caso de quien te diga que abandones.
Quiérete a ti misma 
por tus labios, tu cara,
tu cuerpo, por la sal de tus sueños.
Quiérete toda, entera, de pies a cabeza. 
Sigue, suma y siempre sigue. 
De pie, bien alto, sin bajar ni un rato. 
Ni pasado, ni presente.
Vive, sueña, ríe y siente.
Siéntete única, grande, mejor y fuerte.
Sigue, no abandones, no cedas,
solo sueña
vive
ríe
despierta
corre
    vuela.