sábado, 14 de agosto de 2010

Sabor A Vida

Solía sentarme en el banco de madera para comer un helado.

Era primavera. Una dulce primavera de Abril. Felicidad. Suave y sabrosa felicidad.
Cada lunes, veía pasar a una pareja de ancianos que andaban sin parar de un lado a otro, haciendo su pequeña carrera matinal. Cada martes, veía pasar a un chico con su bicicleta rumbo a alguna parte. Cada miércoles, cuatro amigos daban vueltas alrededor de la plaza queriendo batir su propia resistencia. Los jueves solían venir los repartidores que abastecían las neveras del bar de enfrente. Los viernes...Los viernes todo se llenaba de gente.

Ahora ,desde mi sillón, recuerdo aquellos años que no volverán nunca pero tengo la infinita seguridad de qué lo he hecho bien. Ahora las imagénes de mi vida van pasando y difuminandose ante mi. He formado parte de algo. Un algo que lo ha llenado todo hasta este momento. En ese instante ,en el que el reloj marca las dos, dejo de saborear mi existencia.

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